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En el ecuador de la cincuentena

martes, 15 de febrero de 2011

XII.- We just crossed the Equator today

Good night at the St. Valentine's Day. ¿Os han hecho muchos arrumacos vuestras medias oranges? Aquí, como casi todas las fiestas, son bastante discretos y un pelín horteras. Pero bueno, tampoco en España tan señalada fecha es un muestrario de buen gusto y elegancia. Ni Lady Messy ni yo somos dados a este tipo de celebraciones un tanto artificiales, de modo que ha sido un día normal, quizás más movidito de la cuenta por el informe de los campos de golf y los gurús de la ciencia que creen en el pensamiento único, el suyo, claro está. Nada, nada, cuestiones de trabajo que no vienen al caso.


De vez en cuando es preciso que te recuerden que estás vivo y te den la oportunidad de demostrarlo. En caso contrario la vida se vuelve acomodaticia y falsamente idílica. This is lo que me está pasando aquí. Pensad que hace mucho tiempo mi profesión se burocratizó de tal modo que a veces me cuesta recordar que soy Biólogo. En la Durrell me estoy dedicando a escribir manuscritos, hace años que no tenia tiempo y tranquilidad para disfrutar plenamente de esos menesteres, ando liado con un libro que a ratos me apasiona y a ratos me da algún que otro sinsabor, pienso, medito, reflexiono, aprendo. In other words, he vuelto a reencontrarme con el zoólogo ilusionado que fui cuando aún usaba peine. Por esto, entre otras cosas, creo que me va a costar volver más de lo que me imaginaba.Tampoco me quedaría a vivir aqui para siempre.


Cada vez que cuento estas cosas me gusta puntualizar que no me he cambiado de acera ni creo haber contraido el virus la de britishfilia,  ya que en estas latitudes people don´t  have money to burn (expresión equivalente a no atan los perros con longaniza). No, lo que ocurre es que yo estoy de paso, disfruto lo bueno y no me atañe la política de pasillos, las zancadillas entre compañeros, las rencillas personales y todo eso que empobrece la convivencia en cualquier colectividad humana en cualquier parte del mundo. Porque la vida en la Durrell no es mejor ni peor que la que nosotros llevamos en la UMA, simplemente un poco distinta por las diferencias culturales que median entre nosotros. Sea como fuere, estoy convencido de haber acertado en la elección de este lugar como destino para mi sabático.


Con los colegas y el resto del personal autóctono me llevo bastante bien, lo que debe entenderse como un trato cordial sin pretensiones de relación amistosa fuera del ámbito laboral. Obviamente excluyo a John, Javier y Gerardo de esta generalización. Hay uno que del morning Mario no pasa, pero a veces incluso me lo dice mirandome a la cara, con lo cual me alegra el día y, apurando un poco, tengo reservas para un par de jornadas más. Pero como es un poco cotilla y cizañero casi prefiero no formar parte de su harén. Hay una señora, con la que tomo café un par de veces por semana, a la que aún no he logrado descifrarle dos frases seguidas. Obviamente el problema es mío porque el resto de la gente la entiende sin dificultad aparente. Y, en fin, ya me gustaría asistir con más frecuencia en calidad de ayudante a darle de comer a los dragones de Komodo. Im-presionante, lo juro, tengo pruebas gráficas pero me las han censurado.

 
Lo cierto es que mi existencia transcurre de forma plácida. Tengo mucho tiempo y tranquilidad para escribir, para leer, para investigar. Una de mis ilusiones en la vida, de esas que te rondan por la cabeza sin ningun apetito de materialización porque las consideras utópicas, o quizás lejos de poder llevarlas a la práctica, ha sido retirarme a escribir en un cottage escocés. Pues bien, el martes de la semana pasada me doy cuenta que, except for this country isn´t Scotlland, todo lo demás era lo que quería y  no creía conseguir. I was enfrascado en la escritura, in my office, que está ubicada dentro del edificio de piedra de las fotos de la izquierda (fachada principal) y de abajo (parte posterior), una antigua cuadra del Manor reconvertida y dividida en despachos. Atardeciá y una polite lluvia caía sobre el edificio, golpeando con monótona suavidad los cristales de una claraboya que permite la penetración de la luz natural y, quizás algún día no muy lejano, que el aire entre a la habitación. Al día de hoy lo evitamos para no pillar una pulmonía. Por cierto, hay una foto de este mismo edificio del año 58, cuando se inauguró el zoológico. Pero cierto individuo, cuyo nombre Gerardo he preferido borrar para mantenerlo celosamente en el anonimato, no me la ha escaneado, a pesar de mis ruegos, súplicas, lágrimas y coimas. Si algún día lo consigo os la incluyo en el capitulo correspondiente. De aquí a finales de julio aún tengo esperanzas.



 
Escribir me fascina y me excita, eso ya lo sabe la mayoría de vosotros. Para sentir esa sensación no es necesario tener una pluma privilegiada, diríamos hoy dedos inteligentes que sepan golpear las teclas del ordenador en el orden adecuado para obtener una combinación mágica de palabras y frases. Supongo que lo de vender libros y tener el reconocimiento de los lectores debe ser muy gratificante, pero no creo que sea lo que más engrandece el espíritu del escritor. Para mí la fase en la que te estás documentando, recopilando la información, encadenando ideas dispersas que pululan en tu cerebro como peces dentro de un acuario, es la más fascinante del proceso creativo. ¿Disfruta acaso más Cristiano Ronaldo, que como sabeis es compatriota de Pinocho y ambos de Madeira, que el Happy boy jugando al futbol? No, la fama es un valor añadido pero no el soplo fundamental que te induce a escribir.


Al margen de todo esto, los problemas de conservación que se abordan en este centro son realmente un continuo reto para quienes a diario lidian con ellos. Aquí estoy relacionándome con situaciones conflictivas que se dan en distintas partes del mundo cuya teoría la conozco a través de los libros pero nunca había tenido la oportunidad de enfrentarme a ellas, en vivo y en directo. Por eso trato de asimilar todo lo que puedo y de dar mi opinión cuando me la piden. Genial. Incluso me he permitido alguna pequeña incursión en el quirófano para ayudar, por ejemplo, en la colocación intraperitoneal de radiotransmisores a ranas que iban a ser liberadas en una isla caribeña. También asisto a las clases de doctorado que se imparten in the Training Centre para aquilatar lo que es la docencia universitaria y cómo se desenvuelven los postgraduados en el sistema británico de enseñanza.




A la vista de todo esto que os he contado, quizás ahora me entenderéis un poco mejor cuando digo que la vuelta no es algo que ansíe. Aqui también están inmersos en el proceso de Bolonia pero lo hacen de una manera diferente a la nuestra. No pierden el tiempo tratando de demostrar y demostrarse que son excelentes. Simplemente están convencidos de ello y se dedican a trabajar sin complejos ni presiones ideológicas. Creo que uno de los males de la Universidad española lo retrató Antonio Machado con una de sus frases magistrales: "Uno de los remedios más eficaces para que las cosas no cambien nunca es renovarlas constantemente por fuera".


Atención, al Happy boy le está sucediendo algo parecido. Aunque os cueste creerlo, ha dicho en un par de ocasiones distintas que le gustaría quedarse aquí otro año más. Palabrita del niño Jesús, no de Olivero, sino del de toda la vida. Al Happy le va mucho el sistema de enseñanza inglesa, he understand ya razonablemente bien esta lengua y se encuentra muy integrado in his scholl. El jueves tenemos cita con su teacher. El Happy lo admira y a mí, como el resto del staff de Mont Nicolle, me parece un profesional de pies a cabeza. Precisamente hoy, día de San Valentín, cruzamos el ecuador de nuestra estancia en Magic Island. A partir de mañana quedarán menos días de los que ya hemos pasado aquí. Comienza la cuenta atrás.



 
Ilde, espero tu comentario porque a tenor de los hechos eres el único que se anima. Jose María, tengo una pound de Guernsey para ti. Eu, me tienes muy abandonado. Joseca y Miguel, happy birthday to you. Ana Luz, paciencia con el que tienes a tu izquierda. Javivi, como siempre has sabido dar en la tecla en el momento adecuado, thank you again. Un fuerte abrazo para all guys y besitos para casi todas.




martes, 1 de febrero de 2011

XI.- Durrell Wildlife Conservation Trust

Hello dears. It seems like yesterday when acabé de escribir la última entrega del blog, pero si recapituláis un poco veréis que han transcurrido ya dos semanas desde entonces. ¡Cómo pasa el tiemp, my God! ¿Es eso bueno o malo? Pues, mire usted, depende de qué forma se mire. Ya queda menos para cobrar la ayuda del Ministerio y para que la primavera visite la isla, lo cual en ambos casos es necesario y deseable. Pero, en contrapartida, esta aventura se va cargando de meses y, antes de que nos demos cuenta, estaremos pensando en el regreso, dejando aquí personas, lugares y vivencias que nos han hecho felices o, al menos, han actuado de placebo suplantando con eficacia a tan deseado estado espiritual.


Hoy le voy a pasar revista al Zoo, es decir, al lugar físico donde trabajo. ¿Qué pinta un zoológico en un sitio tan posh y a trasmano like this? ¿Qué hago yo aquí entre tanto bicho cautivo? Dejadme que empiece por el principio. Como almost always voy a tratar de sanchificar lo menos posible y aportar sólo los detalles históricos que sean necesarios. Los demás, siguiendo el espíritu de Bolonia, los mirais en Internet por vuestra cuenta si acaso os interesa una información más exhaustiva.


Hay personas que desde chiquitos saben lo que quieren y empeñan su vida en conseguirlo. Una de ellas fue Gerard Durrell, alma mater de todo este tinglado. Mr. Durrell was born en la India en 1925 y era hijo de padre británico y madre irlandesa. A los tres años de edad murió su progenitor y la familia se trasladó a Inglaterra; al poco tiempo los Durrell se fueron a vivir a la isla de Corfú (1935-39), donde Gerard empezo a desarrollar esa pasión por los animales que presidió toda su existencia. tal como refleja en su libro más emblemático "Mi familia y otros animales". El comienzo de la II Guerra Mundial los hizo retornar a Inglaterra, donde el joven Gerard empezó a prosperar en una serie de trabajos relacionados con el cuidado y captura de animales para diversos zoológicos ingleses.


Gerard Durrell era un naturalista de ideas muy avanzadas para su época. Durante años recorrió el mundo haciendo expediciones para colectar animales, but distaba de ser un simple cazador a sueldo. Poco a poco se fue convenciendo de que los zoos no debían ser simples casas de fieras, sino que tenían potencial para contribuir a la conservación de especies en peligro de extinción. De este modo fue acariciando el sueño de tener su propio zoológico y desarrollar en él la cría en cautividad de animales amenazados, una actividad que fue de los primeros en implementar con éxito. Como el que busca piso para casarse, recorrió varios lugares through England tratando de encontrar el lugar idóneo para establecerse, pero no tuvo suerte. Finalmente, el destino lo condujo a Magic Island, como a nosotros, donde alquiló una finca (Les Augres Manor) para convertirla en un singular centro de recuperación de especies amenazadas. Esto sucedió en 1958 y abrió sus puertas al público un año más tarde. En 1963 creó la Fundación que lleva su nombre y en 1971 dicha Fundación adquirió en propiedad los terrenos donde se ubica el zoo, que con el paso del tiempo ha ido ganando superficie mediante la paulatina adquisición de varias fincas colindantes.




Gerard Durrell murió en 1995 habiendo cumplido la ambiciosa aspiración de crear un recinto modélico al servicio de la conservación del patrimonio faunístico mundial. Dejó en torno a 40 libros escritos, la mayoría autobiográficos, que junto a los documentales de televisión que presentó durante años sirvieron para sensibilizar a la sociedad acerca de los problemas de conservación de la fauna y del bienestar animal. Como Cousteau y Rodriguez de la Fuente, sus palabras, textos y ejemplo han sido prolíficos semilleros de vocaciones naturalistas entre la juventud de entonces, es decir, los que hoy peinan canas o nos cubrimos la bald con gorra para que el sol no nos la despelleje.Cuando vengais a Magic Island y querais visitar el zoo, decidle al  bus driver que vais a la Durrell Wildlife, que es como coloquialmente aquí se le denomina.


 Dentro de los terrenos de la Fundación, cuyo espacio está mayoritariamente ocupado por parcelas where los animales viven en régimen de libertad controlada y reproducen sus hábitats naturales, hay un Training Centre dedicado desde 1978 a la formación de estudiantes y gestores de fauna de todo el mundo. Además, existe un pequeño pero selecto centro de investigación que es donde yo trabajo. Ambas dependencias se encuentran ubicadas en antiguos edificios subsidiarios del Manor, convenientemente reconvertidos y habilitados para su actual función.




Aquí trabajan unas 100 personas, entre investigadores, veterinarios, keepers, subalternos y personal de administración y servicios. Existe un Director que es el máximo responsable del cotarro y un staff constituido por un número limitado de cargos de responsabilidad que apoyan la labor del jefe. Por encima de ellos está el Board, una especie de Consejo Social al estilo del que tenemos en nuestras Universidades, formado por 12 personas de las que llegan a fin de mes sin estrecheces y poseen sobrada experiencia en el mundo de las finanzas. La Fundación tiene como Directora Honoraria a Lee Durrell, que fue su segunda esposa y asumió dicho cargo tras la muerte de su husband. Ella vive en el antiguo Manor y es una lady encantadora, bastante más joven que su difunto esposo, con mucho estilo personal e inteligencia. No voy a ocultaros que me cae muy bien desde que, recien llegado, fui a su casa en visita de cortesía a presentarle mis respetos.


 Para terminar este breve recorrido por la institución, os diré que el símbolo del zoo y de la Fundación es el dodo, un ave gigante no voladora, extinguida por el hombre en el siglo XVII, que vivía en las islas Mauricio.

The Zoo recibe anualmente unos 80.000 visitantes, cifra que no es nada desdeñable si tenenmos en cuenta that it is placed en una isla y que los meses de invierno apenas los turistas se acercan por aquí, due to las inclemencias del clima. Actually hace mucho frío en esta parte de Magic Island y, los días que el viento sopla con cierta intensidad, la sensación térmica te hace creer que estás viviendo mucho más al norte. En estos momentos estamos de obras. Se está construyendo un nuevo centro de recepción con un bar incluido dentro del mismo. Se pretende con ello atraer a más visitantes y que dejen más pasta durante la visita. In my opinion la entrada es cara, 12 pounds, mientras que el cine un día normal cuesta 6 - 7 pounds, para que os hagáis una idea en términos comparativos.




Os animo a que cuando podáis os dejéis caer por aqui. Este zoo tiene algo especial, es distinto a otros mucho más grandes e importantes. Además, es muy didáctico because hay paneles explicativos y audiovisuales por todas partes. Determinadas personas voluntarias te sirven de guía gratuitamente. Está muy bien cuidado el entorno, las parcelas de los animales están siempre limpias y no da sensación alguna de que los ejemplares estén estresados o vivan infelices. Una cosa curiosa es que anuncian la hora en que se reparte the food, de forma que si estáis al loro podéis ver cómo acuden los bichos, recogen la ración diaria y se la comen cuando el keeper se apresta a repartirlas.


La vegetación dentro del recinto es exhuberante, hasta el punto de que resulta  placentero pasear sin apenas percibir que los animales que te rodean están allí en contra de su voluntad. La estrella es el gorila, un macho enorme que vive con varias hembras pero sólo copula con una. Me evito el chiste para que Lady Messy no me lo censure. Frecuentemente lo escucho desde mi despacho golpearse el pecho con las manos cuando quiere hacerse notar.También resultan muy atractivos los orangutanes, especially uno que tiene la mania de echarse un saco por encima cuando le dan de comer, para aislarse de miradas indiscretas.


Bueno, vamos a ir dándole carpetazo al asunto. Hoy me he limitado a contaros cómo es el envoltorio del candy donde me encuentro y cuál es su historia. La próxima entrega os contaré como se vive y se trabaja en la Durrell, algún cotilleo inevitable y, si Lady Messy me lo permite, por qué los dragones de Komodo están encantados con su cuidadora. Confiad en mí, tengo esperanzas. Kisses for all and until the next fortnight.