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Isla de Jersey, Channel Islands, United Kingdom
En el ecuador de la cincuentena

martes, 1 de marzo de 2011

XIII.- Pubs and beers

First of  all, happy birthday to you, Encarna. Al resto de los lectores muy buenas, como siempre. Se huele la primavera, the spring is caming. Los daffodils lo proclaman y el pinzón ha empezado a cantar aunque sin prodigarse. Esta última señal es la que en Málaga tiene para mí mayor peso específico y fiabilidad. Here no lo sé de cierto pero lo voy a comprobar en breve. El fresquillo, however, persiste al comienzo y al final del día. Esta semana no va a ser necesario tener a mano los abanicos. Tanto da con todo lo que llevamos pasado. Es más, me decepcionaría mucho que rompiera a templar antes de tiempo. Each thing occuping its moment and place.


Antes de empezar a contaros historias sobre los pubs y las cervezas inglesas, es de justicia que desagravie a la persona que prometió pasarme una foto antigua del edificio donde trabajo, cuando él zoo abrió sus puertas al público en 1958. Resulta que era el momento de hacer pública la anterior entrega del blog y la foto no llegó a su destino, en contra de lo que esa persona me había prometido, ¿lo recordáis?  Bien, pues no fue culpa suya. The picture entró en mi laptop con dos días de retraso but constaba en el mail que había sido enviada on time. Es decir, que de no haber habido contratiempos ajenos a su voluntad, la hubiese podido adjuntar cuando yo tenía previsto. Por tanto, al pan pan y al vino vino. Esa persona, cuyo nombre Gerardo prefiero seguir manteniendo en el más estricto anonimato cumplió con su palabra.





Tengo que reconocer que es un gran tipo y así lo quiero proclamar al viento de Magic Island, que es verdaderamente desagradable y pertinaz. La semana pasada salimos juntos una noche a muestrear anfibios. Qué rato más entrañable pasamos. Era una noche metida en niebla y ventosa pero no hacía frío. Estuvimos en un páramo descarnado, imposible de orientarnos usando referencias naturales. Una noche de crímenes ingleses y apariciones espectrales. Sapos vimos lo que no está escrito, afanados en un calentón reproductivo que a mis años era digno de envidia. ¡My God, que frenesí! Incluso presencié escenas poco edificantes, orgiásticas, que yo creía exclusivas de nuestra lujuriosa naturaleza humana. Os adjunto la instantanea de uno de los muchos ménages à trois que presencié abochornado. Espero no herir la sensibilidad de nadie. Lo cierto es que bullían tantos sapos dentro y fuera de las charcas que había que caminar con mucho cuidado para no pisarlos. Total, una noche inolvidable que no pudimos rematar con una cerveza porque eran más de las once cuando terminamos, y esa es la hora tradicional a la que dejan de servir cerveza en los pubs ingleses.



Como sabéis, pub es la forma abreviada con que aquí se conoce a las antiguas Public houses. Son tan tradicionales y emblemáticas que una de las visitas inexcusables que el viajero hace cuando pone un pie en la pérfida Albión es degustar una pint of beer en una de ellas. No obstante, tengo que reconocer que ya no son lo que eran. Los pubs ingleses se caracterizaban por su abigarrada decoración, la semipenumbra que invitaba a la conversación o a la meditación solitaria delante del  half a litre de cerveza y la música de fondo que procedía de aquellas antiguas máquinas de disco que los parroquianos elegían a cambio de unos peniques. Así eran cuando antaño visitábamos Londres con cierta frecuencia, o cuando Javivi y yo éramos los shogunes de Sheffield allá por 1990. Ahora todos los pubs, con escasísimas excepciones, tienen pantallas de televisión donde imágenes deportivas en vivo o enlatadas se suceden sin interrupción. Además, lo curioso es que dentro de un mismo local te ofrecen distintos acontecimientos deportivos televisados, de modo que puedes elegir mesa en función del partido o carrera que más te interesa. Pero lo peor es que los wekkends por la tarde-noche muchos pubs trabajan el karaoke, con lo cual todos ellos adquieren un parecido grotesco con los bares de copas de inundan nuestras ciudades.


Sheffield, 1990


Para tranquilidad de los carrozas como yo, quiero haceros saber que aún quedan establecimientos a la antigua usanza, aunque a veces no es fácil dar con ellos. Para nosotros hay un par de pubs que tienen un encanto especial. Uno de ellos es el Black Dog, situado en la costa norte y dando cara al mar, donde el ambiente y la comida are excellents.







También nos gusta mucho The Forresters, el más antiguo de Magic Island, que data de principios del siglo XVIII, está situado en las costa sur, en las afueras de St. Helier, y era el lugar donde the farmers depositaban las armas cuando acudían a la ciudad para vender los productos que cultivaban. Sometimes caminamos tres cuartos de hora desde el Love nest para tomarnos allí un par de cervezas y unas cheese and onion crisps.




 Aquí en Magic Island hay una cadena de pubs muy famosa que se llama Randalls, correspondiendo such appellation al apellido de la persona que la fundó en 1819. Currently there are 19 pubs adscritos a esta franquicia distribuidos por toda la isla y 26 concentrados en St. Helier. Todos ellos tienden a converger en un patrón común, pero yo creo que predomina la diversidad sobre la similitud. Los hay donde tomar una cerveza and speach de los viejos tiempos es parada y fonda obligada, los hay donde comer vale la pena if you don´t wait more than la cocina inglesa puede ofrecerte y hay otros donde te tomas una pinta y prefieres no repetir. Uno de ellos, que no pertenece a la cadena Randalls, es el que Lady Messy y yo hemos rebautizado como el "pub de los rudos", por la facha de los tipos que fuman outdoor. Finalmente rompimos nuestra aprensión y entramos, tras un primer  intento fallido por culpa del karaoke. No nos gusto y  hasta las escasas mujeres que allí había, o habitualmente se ven en la puerta inhalando bocanadas de humo, tienen un cierto aspecto mundano.





Hay más lugares Randalls y otros que no are included in esta franquicia que se atienen a los cánones del pub tradicional. The Royal of St. Martin y the Trinity Arms, ambos cercanos a la Durrell, son ciertamente atractivos y placenteros. Conocemos alguno más que igualmente dan la talla, pero como no se trata de hacer una lista exhaustiva pues me remito a los hechos y el que quiera visitarnos tiene asegurado un circuito on foot por las Public Houses of Jersey. Con Jose María estuvimos haciendo el Sunday lunch en The Admiral y no fue mal la cosa. Tomamos unas hamburguesas caseras realmente jugosas y unas pintas de genuina cerveza de la tierra. Obviamente hablamos de Eugenia y de su más querida amiga, proponerse lo contrario hubiera sido una quimera.


En los pubs habitualmente se bebe cerveza de barril. También hay botellines de marcas que no trabajan el asunto al por mayor. Dependiendo del lugar, la variedad oscila entre 6 y las 12 grifos distintos of beer. He tratado de sistematizar los tipos de cervezas existentes pero es un asunto mucho más complicado que el de los vinos. Así que evito intentar haceros una síntesis de una materia en la que no soy perito y me limitaré a destacar las tres clases que solemos beber. Habitualmente nos decantamos por la  Lager, cerveza ligera y rubia similar a la que bebemos en España. La que mas nos gusta es la Carling y cuando no la encontramos pedimos Foster, Stella Artois o Carlsberg. Si la situación requiere una cerveza con más cuerpo tiramos de la Bitter, generalmente John Smith´s o Best. En ocasiones especiales nos decantamos por la Guinnes, la típica cerveza negra británica de cuna irlandesa. Hay más pero no suelen formar parte de nuestro repertorio.


The english pub sigue siendo refugio de varones y muchos de ellos no admiten la entrada de los children. El sex ratio siempre está a favor del los hombres. Hay un personaje muy típico que sin excepción te lo encuentras en todos los pubs. Se trata del cincuentón solitario, avejentado, taciturno, que cuando llegas tiene una pinta de cerveza en la mesa, la mirada perdida y la mente no se sabe donde. Es humano porque no puede ser otra cosa y se trata de un ser animado porque de vez en cuando parpadea y realiza pequeños movimientos. Bebe casi a hurtadillas, pequeños sorbos, sin preocuparle que la entropía iguale la temperatura del brebaje que tiene ante sí con la del ambiente, ni que el gas huya del vaso dejando inerte la vitalidad del líquido, unas veces pajizo, otras color té y en ocasiones como la conciencia de un traidor. Los menos, en un momento probably sublime, se levantan para pedir otra pinta antes de terminar la que apenas han bebido. En los pubs se paga en the counter antes de retirar la consumición. La mayoría sigue en la misma postura que cuando llegamos, una vez apuradas nuestras pintas y puestos los abrigos para marcharnos. Es un misterio cuyo encanto reside en no tratar de averiguar qué les induce a comportarse de esa enigmática guisa.


A veces he discutido con John y algún que otro parrquiano si los endémicos beben more than us. Yo no lo creo así, más bien me parece que lo hacen de forma compulsiva durante los fines de semana. ¡Cómo sopla el personal durante el weekend!. Por las noches ves tipos que zigzaguean con soltura de bailarina y alguno elevando el tono de voz más de lo habitual. No son las cogorzas que presenciamos en Islandia pero dan la talla. Then les sale el gen bárbaro y vociferan como debieron hacerlo un cuarto de hora antes de tomar Roma. Como aquí la gente es comedida llama mucho la atención cuando el OH les potencia los decibelios. Pero son pacíficos y van a su bola. El sábado pasado me tropecé con uno que me pidió fuego because su encendedor no le funcionaba. Era todo un espectáculo ver como intentaba casar la llama con la punta del cigarrillo, y toda una preocupación que se la acercara al cuerpo porque combustible llevaba encima como para darle tres vueltas a la isla sin tener que pararse a repostar.


En fin, que los pubs y la cerveza dan tema para muchas reflexiones. Más adelante os contaré una teoría que me ronda por las mientes. Ahora creo que es tiempo de ir plegando velas, porque me estoy empezando a barruntar que hoy me he pasado de la raya escribiendo y Lady Messy colgando fotos. Pero me vais a perdonar si antes de concluir os cuento un par de anécdotas relacionadas con todo esto. Éramos unos pardillos casi recién llegados cuando empezamos a hacer catas de sitios y birras. Una noche entramos en un pub aparentemente acogedor y que, en efecto, resulto serlo. Me acerqué al mostrador y vi una marca que aún no había probado. Señalé con el índice el grifo y pedí one pint. Mientras la chica me servia noté que la cerveza tenía un color muy clarito, como la Coronita mejicana. Bueno, me equivoqué, pensé, pero es lo que tiene querer probarlo todo. Y tanto que la erré, fatal wrong. Ojalá hubiera sido una Coronita. ¡Era sidra! No comments.


La segunda trapisonda nos sucedio en el Love nest. Había comprado unas John Smith´s que tenía ganas de libar, era casi un antojo. A los pocos días Lady Messy sacó una lata del fridge y la abrió. Sonó una pequeña explosión, como cuando una bebida carbónica está muy agitada, pero el contenido no escapó al galope del recipiente. Bien, mejor así. Pero cuando se empezó a llenar el vaso aquello era todo espuma. Afortunadamente se asentó con bastante rapidez y el líquido le ganó la partida a la  brown froth. No estaba mala. Más he aquí que cuando fuimos a trasegar el último tercio de cerveza que quedaba en la lata, notamos por el sonido que había algo voluminoso en su interior. Yo pensé que aquella cerveza se había desnaturalizado, precedentes teníamos para pensarlo, y que aquello era algún componente que se había solidificado. Lady Mesyy por supuesto pensó lo peor: es un ratón momificado. Inmediatamente suspendimos la consumición y con la mirada le indiqué que me acercara el abrelatas. Tras varios segundos de angustiosa incertidumbre comprobamos que era una bola de plástico con un agujero. In that moment hubiera preferido encontrar al mouse porque negros nubarrones me sobrevolaron: esto es una bolita con detergente o desinfectante que se ha quedado en el interior de la lata y ahora el misterioso liquido me debe estar corroyendo las entrañas y envenenando mis órganos vitales.


Total, que en vez de acudir al médico para tratar de explicarle en inglés lo sucedido mientras el contenido letal de la bolita devoraba mis últimos minutos de vida, me metí en Internet que lo sabe todo como algunos ecólogos. Tras varios palos de ciego encontré la clave que buscaba. La bolita de marras no iba a dejar viuda a Lady Messy ni huérfano al Happy boy. Estaba puesta adrede en el interior de la can. Se trataba de un floating widget inventado por la marca Guinness en los años 60,  comercializado una década más tarde, y que hoy es utilizado por varias firmas cerveceras. Contiene nitrógeno líquido a presión que, al abrir la lata, se mezcla con el escaso anhídrido carbónico que contienen las cervezas que lo usan y produce unas burbujas muy finas que potencian o conservan, según se mire, las características más señeras del producto. Podían avisar, coño, lo mismo que advierten de la presencia de bisulfitos en los vinos. En fin, todo quedó en el susto. Ser un non qualified tiene estas cosas.


Guys, lo dicho, que no hemos pasado en esta entrega. If you need to do some coments don´t hesitate contat me. Bye bye and cheers.

Nota: Para los que sois un poco torpecitos como yo, las fotos se pueden ver mas grandes pulsando sobre ellas con el cursor. Para volver al blog y cerrar la foto, pulsad la flecha de volver atras (arriba, a la izquierda de la pantalla).


4 comentarios:

  1. Jeje, desgraciadamente no tengo la suerte de haber estado en un verdadero pub inglés pero has sido muy ilustrativo y si algún día visito la "city" ya sé que debo hacer y pedir cuando entre en pub inglés.

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  2. Bufff, menos mal que quedó en susto lo de la lata y el OVNI interior, jaja. Me lo apunto por si acaso, que uno es ferviente seguidor de la Guinness y a veces caen botellas y/o latas, pero no recuerdo haber detectado nada anómalo... cosas del alcohol, supongo...
    Gran descripción de Pubs y parroquianos. Espero que la primavera llegue "on time"

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  3. Muy ilustrativo like always. Por cierto, deduzco que Lady Messy es la encargada de las fotos y de sus múltiples variantes. Me gusta mucho como acompañan al texto y los efectos y las combinaciones que crea.

    Ups, me voy corriendo a coger una Victoria de la nevera (os digo que últimamente se ha comenzado a comercializar por aquí y está realmente buena, yes sir)

    Abrazos

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  4. Alucino con la fotografía de los tres sapos. A ver cómo se explica, desde la teoría de la selección natural, qué presión adaptativa a llevado al sapo de abajo a mostrarse de esa guisa ante los naturalistas.

    Un abrazo muy fuerte.

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