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Isla de Jersey, Channel Islands, United Kingdom
En el ecuador de la cincuentena

jueves, 16 de junio de 2011

XIX.- The Liberation Day

Dear friends and family. Cuesta imaginar que este paraiso atiborrado de paz y rincones pintorescos fuera en otro tiempo escenario de horrores y sufrimientos. Pero así fue entre 1940 y 1945. Durante la World War II, una vez ocupada Francia por las tropas de Hitler, Magic Island fue tomada por los alemanes. We are hablando del 1 de julio de 1940. Antes de esa fecha, unos 10.000 endémicos abandonaron su tierra natal en vista de lo que se avecinaba, mientras que otros se unieron a las fuerzas aliadas, como el marido de Nicole Kidman en la película "Los otros".

Ya sé que esta entrega ha tenido un comienzo distinto al de las anteriores, yendo al grano de un asunto traumático, desagradable y lejano. Pero era un tema pendiente al que no podía sustraerme. La ocupación nazi, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y las calamidades derivadas son vivencias que se mantienen frescas en la conciencia de los endémicos. Lo pasaron muy mal y eso no es fácil de olvidar. Apenas llegamos aquí Lady Messy, el Happy boy y vuestro non qualified hero, conocimos a una persona que siendo niño vivió aquellos años de barbarie. Aún los evoca como si fueran sucesos acaecidos the last week. Sin embargo, no es mi intención resumiros los numerosos libros escritos sobre el tema, sino transmitiros el sentimiento generalizado que sigue vigente entre la población, including las jóvenes generaciones que conocen los acontecimientos de boca de sus mayores porque aún no habían nacido.

Represión, hambre y frío son los tres términos que más se repiten. Magic Island cayó como fruta madura una vez que estuvo Francia en manos de los alemanes. A pesar de tratarse de una presencia impuesta, Hitler prometió un trato benévolo a la población civil que never llegó a cumplir. Con el tiempo las cosas fueron a peor y, en la segunda mitad de 1942, comenzaron las deportaciones de las personas borned en Inglaterra a campos de concentración alemanes, seguidas de la de los endémicos considerados "indeseables". Many of them no volvieron jamás.


La toma de Magic Island fue una maniobra estratégica y un golpe psicológico para la moral inglesa. Since the beginning comenzaron las obras de fortificación y el paisaje de la isla cambió. Hoy día es difícil pasear por cualquiera de sus rincones sin encontrar un bunker, una muralla antitanques u otras edificaciones de ingeniería militar, especialmente en el perímetro costero. Muchas de ellas se conservan porque era difícil demolerlas and because forman parte de la historia. A mí personalmente me producen grima y las veces que he penetrado en el interior de algunas no he podido evitar una sensación de escalofríos bastante desagradable. Quienes no somos aficionados a esta clase de monumentos a la irracionalidad humana, por la carga violenta que impregna aún los gruesos muros grisáceos de sus paredes y techos, percibimos malas vibraciones aun cuando ninguna encarnizada battle sirviera para demostrar la efectividad de sus adustos diseños. Obviously la mano de obra no era alemana, a pesar de los 15.000 soldados que componían la guarnición insular, but prisioneros de guerra traidos de distintos países ocupados entre los que se encontraban españoles, rusos, polacos y ucranianos. Podéis imaginaros que no recibieron trato de favor alguno, especialmente los soviéticos.

Dicen que cuando más hambre se pasó en Magic Island fue durante el último año. Después del desembarco de Normandía en 1944 y la posterior liberación de Francia, los suministros dejaron de llegar a Jersey porque seguía en manos de los alemanes. Los aliados decidieron no proceder a su conquista para evitar un derramamiento innecesario of blood, de modo que si no llega a ser por el avituallamiento marítimo de la Cruz Roja la cosa podía haber sido, aún si cabe, mucho más dantesca. Finally los alemanes se rindieron y Magic Island fue pacíficamente liberada el 9 de mayo de 1945, tras la famosa declaración de Churchill: "Our dear Channel Islands are to be free today".


Desde entonces, todos los años en esa fecha se conmemora el Re-enactment of the Act of Liberation, en el mismo lugar donde aconteció el histórico evento, es decir, en Liberation Square. This year, como no podía ser de otro modo, acudimos a presenciarlo en compañía de nuestra Viceconsul, su marido y su hija. Se trata de una escenificación típicamente inglesa tanto en lo que a su organización se refiere como a su desarrollo. Liberation Square es una amplísima plaza (equivalente a la de la Marina, para que los malagueños me entendáis) which was divided en dos partes. En una de ellas se dispusieron unas tribunas donde se acomodaron las autoridades y su séquito, dejando en el centro lugar suficiente para others protagonistas (militares uniformados, bandas de música y gente ataviada a la usanza de tiempos pretéritos). Beside a este escenario se montó otro, con casetas de bebidas y comidas que reproducían lo que se consumía en tiempos de la ocupación, que no interfería con el anterior. El público abarrotaba ambos espacios pero sin hacinarse, nada que ver con nuestra Semana Santa, nuestras ferias o nuestras romerías.





Ondeaban las banderas de Jersey y del Reino Unido, se repartían banderines para que los asistentes los agitasen en determinados momentos del acto, se cantaron canciones alusivas y los discursos se sucedían siguiendo un estricto protocolo. All estaba perfectamente engranado y te sentías partícipe del Re-enactment, gracias a un libreto a traves del cual seguías la escenificación, del modo que antaño se usaba el misal para mitigar el desconocimiento del latín por parte de los feligreses. Al cabo de una hora, el acto se dió por finalizado with un pequeño desfile de soldados y músicos militares, several vehículos acorazados de la II Guerra Mundial y coches de época (abundan en Magic Island). Concluida la celebración the crowd se disolvió en perfecto orden y con la misma disciplina y respeto que mostró mientras se congregaba en Liberation Square.

































Junto a otros hispanos nos quedamos en el centro de St. Helier para hacer el lunch preferido de los ingleses, es decir, un bocata de bacon o salchichas, cuando no fish and chips, consumido de pie o mal apontocados en algún poyete o banco público. Por cierto, a la hija de uno de nuestros amigos se le cayó una salchicha al suelo y, antes de que pudieramos recogerla, no para meterla de nuevo en el bocadillo de Clarita (3 añitos) but para depositarla en una papelera, apareció una gaviota y se la llevó. Lo más gracioso fue ver a Clarita running desconsolada detrás del pajarraco y a éste huyendo a la carrera de la niña mientras trataba de partir el perrito caliente para comérselo en two trozos. Por supuesto que lo consiguió. Mejor así porque, en caso de habernos enfrentado a la gaviota, I suspect que alguno de los testigos del suceso se hubiera puesto de su parte. Si el hurto hubiese corrido a cargo de un perro, en vez de tratarse de un grajo marino, pondría la mano en el fuego.


Se trataba de hacer tiempo para un nuevo acto, este más protocolario e íntimo, que iba a tener lugar en el crematorio de St. Helier. Consistía en la colocación de coronas de flores en memoria de los caidos durante la última gran guerra junto a un túmulo conmemorativo que exíste en aquel lugar. The time era poco apropiado, las 15,30 de la tarde, pero es que aquí no se respeta la siesta. La verdad es que después del frugal lunch no entra ni modorra. Pero no nos perdamos en valoraciones y vayamos al meollo del asunto. Entre autoridades locales, representantes de distintos países y asistentes civiles éramos en torno a las 60 personas. Llovía con intermitencia y soplaba un viento propio de camposanto. Abundaban las personas mayores, elderly people que en su niñez habían sufrido los rigores de la contienda. Dorita, nuestra Viceconsul, fue la encargada de depositar una corona de laurel con los colores nacionales en recuerdo de nuestros difuntos.




Entre los congregados había hijos de republicanos españoles que sufrieron el exilio de sus padres. Portaban la enseña tricolor. Tuve oportunidad de hablar con ellos. Gente fascinante, curtida por los acontecimientos que sucedieron durante su infancia. Atesoran vivencias dignas de ser escuchadas. Mientras conversábamos tuve la sensación de estar en el límite between  la crónica y la historia. Años tras años acuden al crematorio en este día tan señalado, pero cada vez son menos. Unos hablaban de España con cierta nostalgia y conservan el acento de su región de nacimiento, a pesar de haber vivido la mayor parte de su vida outside del país natal. Otros no quieren volver a traspasar los Pirineos ni para visitar a los parientes españoles.




El caso es que seguimos teniendo un conflicto pendiente que, mientras se mantenga abierto, proporcionará votos en uno u otro sentido. Siento expresarme en estos términos pero si dijera otra cosa mentiría. Ingleses y franceses, por ejemplo, tuvieron un external common enemy durante la II Guerra Mundial. Nosotros aún seguimos discutiendo que si galgos o podencos. Ellos tienen una bandera propia, nosotros dos y dudamos de cuál es la que debemos usar. Está claro que para celebrar victorias deportivas es la roja y gualda la que procede ondear pero, para actos extradeportivos, se recurre a la otra, a las dos o a ninguna para ser equitativos. Total, que tenemos un himno nacional sin letra y dos banderas de quita y pon. No quisiera entrar a debatir cómo llegamos a esta situación, sino denunciar que aún estemos en ella. Y no digo más porque el momento y el lugar se me antojan inapropiados. Pero lo cierto es que con la crisis de identidad que arrastramos y la falta de unión de cara a los retos del futuro, seguiremos en el furgón de cola quizás por mucho más tiempo del necesario.


Al margen de todo esto, el acto de recuerdo a los caidos fue emocionante y me encantó conocer a esos españoles por el mundo cuyo destino lo marcó la sinrazón de la guerra. Pero también me dejó un saborcillo amargo, thinking que en el lugar de aquellos viejos republicanos podíamos haber estado cualquiera de nosotros o nuestros propios hijos. En fin, que para mí ésta ha sido otra fuente de aprendizaje y motivo de reflexión que no podía dejar de share con vosotros. See you soon, sweet dreams and hooray for peace.


1 comentario:

  1. Grandioso, personal y muy emotivo relato.

    El tema de las banderas es un asunto un poco delicado bajo mi punto de vista, porque ¿es mejor tener cada núcleo humano una bandera y por lo tanto tener que defenderla? ¿es mejor no tener nada que nos identifique como a grupo y sentirnos ciudadanos del mundo? Yo me inclino por la utópica segunda posición. Las banderas normalmente están manchadas de sangre.

    Hace unos días se celebró¿? en España el día de las fuerzas armadas y Málaga fue la elegida para realizar el famoso y anual desfile. Yo me preguntaba, ¿en que siglo estamos? ¿de verdad es necesario jugar a los soldaditos por las calles de una ciudad a estas alturas (y con lo que está cayendo)? La respuesta la encontré en el masivo seguimiento que el acontecimiento tuvo. A la gente les das unos avioncitos echando humo con los colores de la bandera y se vuelven de un patriota... Todo sería diferente si de verdad se pararan a pensar que esos artilugios que admiran sirven para que ocurran cosas como las que explicas que pasó en Magic Island (y en gran parte de Europa) durante la Segunda Guerra.

    Repito, me ha encantado especialmente esta entrega por como lo has enfocado y ordenado.

    Abrazos a todos.

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