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Isla de Jersey, Channel Islands, United Kingdom
En el ecuador de la cincuentena

jueves, 30 de septiembre de 2010

III.- When in Rome, do as the Romans do

The time no pasa deprisa o despacio sino que lo hace con una cadencia fija e inmutable. Son nuestras percepciones las que distorsionan el cálculo objetivo de su magnitud, haciendo interminables los momentos desagradables y acortando la duración de los instantes felices. Llevamos un mes en Magic Island pero nuestra apreciación subjetiva parece indicarnos algo menos. Buena señal because eso significa que el balance ha sido positivo. En caso contrario, como sucede cada vez que tengo que ver el álbum de fotos de unos recién casados y el video de marras, mi primo Carlos y Ana amenazan con ello, the clock devora los minutos con parsimonia y por más que lo miras no logras acelerar el ritmo del tic-tac.

Our life discurre ya dentro de un orden razonable que todavía no se ha transformado en rutina. De hecho, los días se suceden de forma mucho más armoniosa que al principio, sin  los acusados picos y valles que caracterizan la azarosa existencia de quienes se rigen, o son regidos, a base de acelerones y frenazos. En fin, menos sanchificar el asunto (expresión que procede de los interminables rodeos retóricos que daba un viejo y entrañable gaucho de La Pampa cada vez que iba a contar algo) y vayamos directamente al grano, o sea, lo que Lady Messy, el happy boy and our non qualified hero hacen a diario.

El despertador suena every morning a las 6,30 horas. Yo generalmente me levanto bastante más temprano, cuando el sueño me abandona. Entonces aprovecho para leer, atender la granja del Facebook, trabajar un poco, ducharme, en fin lo que se tercie y proceda. En Sydney (Australia) a Javivi y a mi nos pasó algo parecido, toda vez que intentábamos sin éxito llegar despiertos a las diez de la noche para evitar abrir los ojos a las cuatro de la mañana y no poder volverlos a cerrar.

Tras el toque de diana, Lady Messy suele pronunciar frases ininteligibles, repta sobre la cama, se tambalea por la fitted carpet y consigue llegar al cuarto de baño donde el agüita en la cara la despeja. Entonces levantamos al happy boy, ya que para desayunar primero hay que cerrar el sofá-cama y, en su lugar, desplegar la mesa y abrir las sillas. Como las muelas de Ricardo Salas, de quita y pon. Yo me suelo encargar del bricolaje, Lady Messy de preparar the breakfast y the happy boy de recitar lo mal o poco que ha dormido, lo dura que es la cama y lo terrible que es vivir en Magic Island. Con los cereales se le pasa.

Solemos tomar leche, portuguese rolls que son lo más parecido que hemos encontrado a los molletes de Antequera, así como bacon o salchichas, a veces huevos fritos, mantequilla de Jersey, mermelada de naranja amarga, Nutella y cereales. Total, desayuno inglés pero sin las baked beans porque a mi gente no les gustan. Retiramos el menaje, nos aseamos, nos vestimos y nos marchamos andando a Liberation Station, donde the happy boy toma el autobús para el colegio. A mí me da tiempo para regresar a casa, de camino comprar algo si hace falta, y enseguida me vuelvo para la estación con objeto de coger el autobús hacia la Durrell. Todavía no son las nueve y ya me he recorrido on foot 2,4 km.




 Estos son los productos habituales (falta the butter) que desayunamos. Obsérvese con atención en el vértice inferior derecho de la picture el portuguese roll, sucedáneo y placebo del mollete antequerano.










Esta es la primera imagen que vemos, la del interior de nuestro portal, cuando salimos todas las mañanas a comernos Magic Island y ponernos el mundo por montera.






 En la Durrell trabajo ininterrumpidamente desde las 9,30 h hasta las 5,30 h, sin levantar cabeza del escritorio no porque John sea un negrero sino porque aquí las condiciones de paz y sosiego invitan a ello. Bueno, miento, paro five minutes para comerme un triste sandwichito y una local apple en el despacho. Durante la jornada laboral fumo sólo 3-4 cigarros porque para ello hay que irse detrás de una tapia escondida, a la intemperie por supuesto, camuflarse y experimentar una cierta sensación de culpabilidad entre calada y calada para que te siente bien la dosis de humo.

The happy boy termina a las three o´clock, lo recoge su madre en la estación de autobuses y unas veces se van un rato a la playa (ya pronto el clima lo impedirá) y otras a la casa. Lady Messy echa el día como ama de casa y artista creativa, pasea y ubica las tiendas hasta que llega the happy boy. Incluso compra cosillas superfluas para sentir también cierto complejo de culpabilidad. Muchos días me esperan en la estación, cuando llego a las seis de la tarde, y otros nos reunimos en the love nest.

Cenamos algo contundente para aliviar el mal recuerdo del sanwichito de jamón cocido y queso, ayudamos al happy boy a hacer the home works y después Lady Messy y un servidor solemos ir a estirar las piernas al paseo marítimo, volviéndonos sobre nuestros pasos cuando llegamos a First Tower. Regresamos al love nest alrededor de las 9,00 h (p. m., of course), the happy boy se acuesta, tras reconvertirle el sofá en cama, y Lady Messy y yo nos retiramos al dormitorio para leer, escuchar noticias en inglés y chatear con el personal.



 Este es el paseo marítimo de St Helier, 5,5 km de recorrido siguiendo el trazado de la bahía. Es muy utilizado a diario por los endémicos para caminar (gente de mi edad y más provecta), hacer footing y montar en bicicleta.
















 First Tower, hito que marca el fin de nuestro garbeo vespertino por el paseo marítimo.
De estas torres hay varias en distintos puntos de la costa y datan del siglo XVIII.







A esas alturas del día yo suelo estar con más sueño que un lirón en otoño, lo cual no quita que si el guión lo demanda y hay que crecerse pues se crece uno y tan feliz. Obviamente lo que sucede (o deja de suceder) entre las sábanas no procede reflejarlo aquí. Que cada cual interprete si es por falta de espacio o carencia de contenido.

Los fines de semana, en concreto los sábados, los dedicamos a hacer la compra, arreglar el love nest y pasear por St Helier. A partir de ahora las mañanas las destinaremos a acompañar al happy boy a los partidos de futbol, ya que lo han seleccionado para el equipo del colegio. Los domingos solemos irnos los tres de ruta. Tomamos un autobús, echamos el día andando por esos campos y acantilados costeros y regresamos cuando ya estamos ahítos de descubrir bellos rincones y aturdidos de escuchar las quejas del happy boy, porque lo que es caminar le repele más que a Jesús Olivero no poner la guinda en una discusión.

Lujos también nos permitimos algunos. Los sábados we have take away dinner, alternando comida china e india, y cada domingo, de anochecida, probamos un nuevo pub y un tipo distinto de cerveza. A todos estos asuntos ya le dedicaré en el blog, más adelante, el espacio y el tiempo que precisan.

Bueno guys, hasta dentro de quince días. Cuidaros mucho y no nos olvidéis. Me consuela saber que aún puedo optar a ser, por ejemplo, liberado sindical, asesor, concejal de urbanismo e incluso pololear (es una expresión chilena) con la  presidencia del Gobierno, porque mi nivel de inglés todavía da para eso. Pensando en no cansaros más por hoy, guardo para mejor ocasión la teoría de la molla mal repartida (científicamente hablando del broken bacon) y el controvertido asunto de los lunchables.

4 comentarios:

  1. Hola Mario. Muy buena esta última entrega. Veo que tenéis la semana muy bien estructurada y que la integración al nuevo medio está siendo un éxito.
    Por cierto, creo que no me he perdido ninguna de las entregas y echo en falta un tema que espero con ansiedad. ¿Qué pasa con aquello de los melones jersianos? Espero que no lo dejes en el olvido. Je, jeee.
    Bueno, un fuerte abrazo a los tres. Alberto y tú tenéis muy buen aspecto. Me imagino que Paqui también.

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  2. ¡Hi Mario! El otro día me dijo mi madre que habías hecho un blog, y como yo always sigo tus pasos con atencion,(desde que fuiste mi babysitter te miro con especial cariño, ya sabes)pues llevo un rato entretenidisima leyendo vuestras aventuras. Me alegro que os vaya todo asi, y digo asi porque ya signifique unos dias mejor y otros algo menos mejor, la experiencia y la aventura merecen la pena 100%. ¡Os envidio!
    Dale muchos besitos a Paqui y Alberto.

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  3. Mario me alegro que poco a poco las cosas se esten encaminando, me divierto mucho con la aventuras que contas, a ti y Albertito los veo muy bien, quizas el desayuno no es como en España pero son nueva experiencias, espero que de tanto darle al ingles no se te olvide es castellano porque hay si que voy a estar jorobada ya sabes que Inglaterra es un pais que para mi no existe. Les mando muchos besos a los tres y luego de esta aventura te esperamos por estas tierras con todo cariño.

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  4. Hello!!
    Saludos desde el Hemisferio Sur, vamos a estar muy atentos a todas las aventuras de esa familia española casi normal en la Magic Island.
    Un abrazo fuerte,

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